Iba andando en el camino del desierto de Zulú,
hacia el norte del real. Iba buscando entre cactús que iluminan con su luz, que iluminan la verdad.
Yo te tengo que encontrar.
Al fin llegamos a la selva en el poblado de manaus,
en la amazona tropical. Ahí arribamos a un santuario y nos recibió un chamán, nos tomó en su regazo.
Jamás dejes de amar, cuenta el chamán, el amor es todo. Jamás dejes de amar, cuenta el chamán, el amor es todo.
Y ya en medio de la selva, entre los ritos del chamán, yo te empecé a mirar y comenzamos a reír.
Y juntos comenzamos a soñar. Na, na, na, na.
Jamás dejes de amar, cuenta el chamán, el amor es todo. Jamás dejes de amar, cuenta el chamán, el amor es todo.
Iba entre flores y el deseo, cubierto de mariposas en la piel, el aura iluminaba el río. Nunca dejes de amar, nos decía el chamán.
Jamás dejes de amar, cuenta el chamán, el amor es todo. Jamás dejes de amar, cuenta el chamán, el amor es todo.
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Nunca dejes de amar, amar más, de amar. Nunca dejes de soñar, soñar más, de soñar. Nunca de amar, amar más, de amar. Nunca dejes de soñar, soñar más, de soñar.