Se me llenó de pena el corazón,
cuando dijiste adiós,
y al no poderte detener
fué más grande mi dolor;
sé que la culpa tuve yo,
y ya nada puedo hacer,
porque tú te decidíste a abandonarme.
Y estoy tan arrepentido de mi engaño,
pues yo sé muy bien,
que te híce mucho daño;
porque tú no merecías,
que te pagara yo así,
pero a veces el destino,
te hace un infelíz.
Y aunque lejos
tú te encuentres de mi vida,
yo te juro,
que te quiero todavía,
aunque intento,
no pensar en los recuerdos,
hoy el tuyo de verdad
no se me olvida.
/Inter musical/
Fueron tantas las vivencias compartidas,
eran horas de amor y alegría,
quien iba a pensar entonces,
que todo terminaría,
mas de apoco fué nublandose
el amor que nos unía.
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Y llegó al fin el momento,
de enfrentar la realidad,
esa triste realidad que nos lastima,
hoy el negro impenetrable
de la melancolía,
nos arrastra y nos apresa
en el dolor de nuestras vidas.