Descuida,
que me queda más saliva
para hundirte en mi desdicha
y enseñarte las heridas, respira,
y no asustes al que viene,
rojo como las dos rosas
que te traigo, pero ojito, que espinan
y no quiero que la sangre que derrame me salpique.
No es vida
ensanchar cien mil pulmones
para hincharme los cojones
y eres
siempre la mejor de las personas
que han pasao por mi estima,
me regalas los detalles,
me conoces hasta ser destructiva,
si hay destino lo domino y así
te incluyo en mi vida.
Añora
ese tiempo en el que el viento
era el dueño de tu pelo,
ahora soy yo el que lo soba y doma,
aunque carezcas de espuelas,
el caballo que desboca
y que se pierde en tu cabeza.
No es vida
ensanchar cien mil pulmones
para hincharme los cojones
y eres
siempre la mejor de las personas
que han pasao por mi estima,
me regalas los detalles,
me conoces hasta ser destructiva,
si hay destino lo domino y así
te incluyo en mi vida.
Sufre por nada,
verás como estallas
cobarde hace tiempo,
para relojes
que oprimen y encogen,
saben que eres mi única hada
que viste de luces mi oscura mirada
y todas las noches me ofrece su cama.
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Si sangras
y te encuentras a mi lado,
llámame, que yo me empapo
y anestesio tus dolores
con el polen de las flores.