Otra vez, una mirada fría,
un rostro envejecido,
por la humedad, la oscuridad.
Entre cuatro paredes,
¿qué más da? ¿qué más da?
La cárcel es profunda y de piedra,
no hay buenos días para mi.
Nadie me conoce bien,
nadie sabe, cuales son mis sueños.
Todas las noches,
recuerdo tu cuerpo tirado bajo el sol.
Te lo juro, nunca lo quise hacer,
estoy desesperado, estoy arrepentido,
daría cualquier cosa,
por poder volverte a ver.
Solo hay luz, cuando no hay oscuridad,
no sé cuanto tiempo pasará,
solo puedo esperar,
a que entre un poco de luz,
para ver la divina imagen,
la que me dejó, mi dios en la pared.
La que me dejó, mi dios en la pared...