Ella puso colores al invierno, le robó las fronteras de los grandes sueños. Y se dejaron ir, olvidando los miedos y las prisas, para atar el destino con sus vidas.
Él llenó la maleta de silencios, de escuchar las miradas, de nuevos recuerdos. Y ella del sabor
de los besos a despertar el día, de pasión y vida compartida.
De sus manos a la risa, construyeron con caricias
una nube de secretos, casi nunca descubiertos.
Despacito, sin demora, y a pedir por esa boca.
Una nube de secretos que guardaron siempre para ellos dos... Para ellos dos.
Él pintaba de azules el invierno, ella hacía su traje para grandes sueños. Y se dejaron ir,
paseando despacio por la vida, a buscar rinconcitos de alegría.
Ella mezclaba los momentos con la miel y el azúcar, de sus ojos negros. Y él con el carmín de los besos, al terminar el día, de pasión y vida compartida.
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De sus manos a la risa, construyeron con caricias,
una nube de secretos, casi nunca descubiertos.
Despacito, sin demora, y a pedir por esa boca.
Una nube de secretos que guardaron siempre para ellos dos...