Se despierta y ve la misma realidad,
las tostadas se han quemado
ya no hay tiempo para más,
en el metro cada uno en su lugar,
lee la prensa y es que todo sigue igual.
De ocho a tres su jaula decorada,
tramita una jornada que no llega al final.
Sin estrés y luego su psiquiatra
le pide más carnaza que no le quiere dar.
Puede ser que no haya fuera nadie a quien contar tus penas,
pueden darte mil patadas sin hablar,
pueden decirte que nada es como tú lo planeabas
y las cosas ya no se pueden cambiar
y que la vida ya no es vida, en la ciudad
que la vida ya no es vida, en la ciudad.
Por las tardes ya no quiere respirar,
se tropieza con mil mantas que le venden la verdad,
de dietas camufladas sin piedad
que aprovechan las ventajas de la era digital.
Ahora sé, yonqui despistado,
le pide algún cigarro
pa' que cambie la ansiedad,
sin tener que estar disimulando,
la sigue con su paso,
tratando de olvidar.
Puede ser que no haya fuera nadie a quien contar tus penas,
pueden darte mil patadas sin hablar,
pueden decirte que nada es como tú lo planeabas
y las cosas ya no se pueden cambiar
y que la vida ya no es vida, en la ciudad
y que la vida ya no es vida, en la ciudad.
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Puede ser que no haya fuera nadie a quien contar tus penas,
pueden darte mil patadas sin hablar,
pueden decirte que nada es como tú lo planeabas
y las cosas ya no se pueden cambiar
y que la vida ya no es vida, en la ciudad
y que la vida ya no es vida, en la ciudad.
En la ciudad, en la ciudad
que la vida ya no es vida en la ciudad
en la ciudad, en la ciudad
y que la vida'
y que la vida ya no es vida en la ciudad.