Desde un tétrico hospital
donde se hallaba internado,
casi agónico y rodeado
de un silencio sepulcral,
con su ternura habitual,
la que siempre demostró,
quizá con esfuerzo o no
desde su lecho sombrío,
un tísico amigo mío
esta carta me escribió.
"Querido amigo quisiera,
que al recibir la presente,
te halles bien, y que la suerte
te acompañe por doquiera.
Por mi parte, mal pudiera
decirte que estoy mejor,
si al contrario, en mi dolor,
postrado en mi lecho abjecto
ya soy un pobre esqueleto
que a mi mismo me da horror.
"La carta es para decirte
que si podés algún día,
vení a hacerme compañía
vos que tanto me quisiste;
estoy tan solo y tan triste
que lloro sin contenerme,
ya nadie suele quererme,
todos se muestran impíos,
de tantos amigos míos
ninguno ha venido a verme.
"Hoy yo te doy la razón
pues veo en mi soledad,
que esa llamada amistad
es tan sólo una ilusión.
Cuando uno está en condición
tiene amigos a granel.
pero si el destino cruel
hacia un abismo nos tira,
vemos que todo es mentira
y que no hay amigo fiel.
"Bueno, aquí ya me despido,
y al poner punto final
recibe un abrazo leal
de quien siempre te ha querido.
A tu mamá, que no olvido,
también mis recuerdos dale,
mucha devoción mostrale
y de cariños colmala...
Vos que la tenés cuidala.
¡Si supieras cuánto vale!"
Taken from AlbumSongAndLyrics.com Llegó el domingo, y ansioso
por aquel amigo leal,
penetré en el hospital
angustiado y pesaroso,
me dirigí silencioso
al lugar donde sabía
que su lecho encontraría.
mas...¡ay!... no bien lo encontré,
asombrado me quedé
al ver la cama vacía.