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Miguel duerme en la calle Juan XXIII;
Por la tarde lo verás tocando en la principal.
Su guitarra siempre fiel, duerme junto a él,
Lo que saca, pa´ comer y pa´ beber.
Canta un corazón que está cansado de vivir
siempre fuera de control.
Busca la ilusión que le vuelva hacer reír,
sólo tiene una canción.
Si hace frío, abrígate con cartones
y la piel arrugada sabe que
es el precio de nacer lejos del dinero,
tan lejos del poder.
Ayer Miguel se fue; a su entierro no fue ningún rey,
nadie lloró por él.
Su guitarra se calló, pero su voz aún la puedo oir
Por la Calle Mayor.