Grúa, horizonte y ancla,
acá debe haber un puerto;
políglotas banderas y olor a saludo muerto.
Y chicas con claramente
visibles líneas de sus bombachas
bajo impalpables polleras. La del clavel me llevó a su casa.
Me contó del tío gaucho
que a facón perdió una mano,
y en una caja dorada seguramente estaba la mano.
Deseó que yo fuera otro,
me besó y literalmente
le tiró manteca al techo y desenchufó la mente.
Y Dios que miraba al mundo por los ojos de los perros
hambrientos, reos y ariscos que husmean por este puerto.
Antes del ruido terrible
del canto de pajaritos
me escapé por la ventana y me crucé con los malditos.
Albañiles lagrimales,
bomberos sentimentales,
putas sicoanalistas , ternura de criminales.
Un reo recién librado
canta un tango con buena gola
y baila en el empedrado sus seis años de gayola.
El tipo nació marcado,
pichón de héroe o canalla
según dicten las mareas: el destino no se calla.
Taken from AlbumSongAndLyrics.comY Dios se fumaba al mundo a todos menos los perros
hambrientos, reos y ariscos que husmean por este puerto.