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No puede haber
¿dónde la encontraría?
otra mujer igual que tú.
No puede haber, desgracia semejante,
otra mujer igual que tú:
con iguales emociones,
con las expresiones que
en otra sonrisa no vería yo.
Con esa mirada atenta a mi indiferencia,
cuando me salía de la situación.
Con la misma fantasía,
la capacidad de aguantar
el ritmo despiadado de mi mal humor.
Otra no puede haber,
si no existe, me la inventaré;
parece claro que
aún estoy envenenado de tí.
Es la cosa más evidente.
Y me faltan cada noche
todas tus manías aunque,
más enormes eran sin las mías.
Y me faltan tus miradas
por que sé que están allí,
donde yo las puse, apasionadas;
justo sobre tí.
Parece claro que...
es la cosa más evidente,
evidentemente preocupante.
No, otra mujer no creo.