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Miren cómo nos hablan de libertadcuando de ella nos privan en realidad.
Miren cómo pregonan tranquilidad
cuando nos atormenta la autoridad.
¿Qué dirá el santo Padre que vive en Roma,
que le están degollando a su paloma?
Miren cómo nos hablan del paraíso
cuando nos llueven balas como granizo.
Miren el entusiasmo con la sentencia
sabiendo que mataban a la inocencia.
El que ofició la muerte como un verdugo
tranquilo está tomando su desayuno.
Con esto se pusieron la soga al cuello,
el quinto mandamiento no tiene sello.
Mientras más injusticias,señor fiscal,
más fuerzas tiene mi alma para cantar.
Lindo segar el trigo en el sembrao,
regado con tu sangre Julián Grimau.