Login
Register
You can use the name of the singer, song or words you know from the lyrics
Search in lyrics
Search for:
#
A
B
C
D
E
F
G
H
I
J
K
L
M
N
O
P
Q
R
S
T
U
V
W
X
Y
Z
Home
>
L
>
Leonardo Fabio
>
La Abuela Zenaida
> Fix La Abuela Zenaida
Winamp Plugin
Playlist
Fix lyrics La Abuela Zenaida by Leonardo Fabio
Return to the lyrics La Abuela Zenaida by Leonardo Fabio
Sending corrections is only available to authenticated users. You must
authenticate
to complete.
Current song lyrics
Señores, pido silencio<br />y en el silencio atención<br />que aquí los convoco yo<br />a transitar la ternura<br />de la historia simple y pura<br />que voy a contarles yo.<br />Al ritmo de cumbia suave<br />que me marca la guitarra<br />caminando por el alma<br />hasta mi boca llegó<br />esta narración de amor<br />de desesperanza y sueños:<br />la vida, pasión y vuelo<br />de la abuelita Zenaida.<br /><br />La conocí en Bogotá<br />por las calles bogotanas<br />vendiendo frutos maduros<br />con su sonrisa cansada<br />siempre en la boca un cigarro<br />cigarro que ella se arma<br />tan pequeñita, tan frágil que me dije:<br />"cosa rara que camine y que no vuele"<br />esta viejita Zenaida<br />siempre al trotecito corto<br />de hormiguita ciudadana<br />no sé por qué la Zenaida<br />en su andar, en su mirada<br />me recordaba a mi abuela<br />a mi abuelita Milagro<br />que hacía el pan de la nada.<br /><br />Casi niña quedó viuda<br />con diez hijos a su cargo<br />los fue criando a lo hombre<br />duramente trabajando<br />mientras ellos crecían<br />ella se iba achicando.<br />De los diez hijos que tuvo<br />uno murió<br />dos hay presos<br />y los demás poco a poco<br />se le fueron alejando<br />uno a trabajar muy lejos<br />y los demás, y los demás se casaron<br />y así se quedó solita<br />en su casita de barrio.<br /><br />¡Cumbia!<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />arremolina su tabaco<br />se va a vender frutos maduros<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia<br />Ah viejita del manglar<br />hormiga de ciudad<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia<br /><br />Pasó el tiempo<br />y con los años<br />un nieto la visitaba<br />era su nieto mayor<br />su orgullo, sus ojos, su alma<br />se parecía al abuelo<br />y como él se llamaba Manuel<br />como aquel Manuel<br />que hizo mujer a Zenaida<br />y que le sembró diez hijos<br />y al que un día por bobadas<br />se lo trajeron aún tibio<br />muerto de una puñalada<br />El nieto que era su orgullo<br />cuando al ranchito llegaba<br />la levantaba en sus brazos<br />y le besaba las canas<br />y le decía: "mi reina<br />tú eres mi novia más cara"<br />A veces venía picado de aguardiente<br />y la obligaba a bailar con él la cumbia<br />y la Zenaida bailaba<br />Él se llamaba Manuel<br />Manuel Hernández Peralta<br />y era su orgullo, sus ojos<br />el brote más lindo y bueno<br />que le floreció a Zenaida<br />él la obligaba a bailar<br />y ella la cumbia bailaba.<br /><br />Zenaida baila la cumbia<br /><br />Pero un domingo que vino<br />su Manuel a visitarla<br />lo notó como distante<br />no reía, no charlaba<br />ni la invitó a bailar cumbia<br />se quedó toda la tarde<br />tendido sobre la cama<br />recién al anochecer<br />y cuando ya se marchaba<br />le dijo dándole un beso:<br />"Allí debajo la almohada<br />le he dejado una cartita<br />leala recién mañana."<br />La volvió a besar muy fuerte<br />y se alejó, lloviznaba<br />La Zenaida no durmió<br />no rezó, sólo fumaba<br />y esperó el amanecer<br />para así leer la carta<br />que acariciaba en sus manos<br />como si fueran los ojos<br />del nieto hermoso del alma.<br /><br />A lo lejos cantó un gallo<br />y eso trae la mañana<br />luego fueron las bocinas<br />los carros y abrió la carta:<br />"Abuelita: no se apene<br />cuando usted lea esta carta<br />yo habré salido a Miami<br />en un barquito de carga<br />a buscar otro destino<br />quiero ver como sacarla<br />de este tugurio del rancho<br />porque a mí me parte el alma<br />verla ya tan viejecita<br />salir todas las mañanas<br />a vender frutos maduros<br />por las calles bogotanas<br />yo parto con un amigo<br />rece por él y por mi alma"<br />Dobló la carta Zenaida<br />armó y encendió un cigarro<br />y se fue a vender sus frutos<br />por las calles bogotanas<br /><br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />arremolina su tabaco<br />se va a vender frutos maduros<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia<br /><br />Al poco tiempo Zenaida<br />comenzó a recibir cartas:<br />"2 de septiembre, New York,<br />Abuelita mi vieja:<br />rece mucho que a Dios gracias<br />mis cosas andan muy bien<br />y estoy ganando harta plata<br />ya la imagino viviendo en un palacio<br />rodeada de hermosas matas y flores<br />tendidas sobre una hamaca<br />mientras yo le doy mil besos<br />dulce abuelita Zenaida"<br />"Diciembre 5, Miami<br />hoy pensé mucho en usted<br />abuelita de mi alma<br />las cosas marchan mejor<br />pero a veces hay nostalgia<br />cuando regrese le haré<br />bailar la cumbia, mi alma<br />Abuelita:<br />he conocido a una muy linda muchacha<br />yo sé que le va gustar, es caleña<br />de nombre Ana<br />yo le hablo mucho de usted<br />de mi abuelita Zenaida<br />que vende frutos maduros<br />por las calles bogotanas."<br /><br />Un atardecer de enero<br />regresaba la Zenaida<br />al ranchito del tugurio<br />después de vender papaya<br />y se acercó al mercadito<br />a comprar para la cena<br />unos pancitos calientes,<br />panelita y unas papas<br />En un diario de ese día<br />le envolvieron lo comprado<br />y al trotecito fumando<br />bajo una suave llovizna<br />llegó al tugurio Zenaida.<br /><br />Llegó un poquito cansada<br />encendió el fuego<br />las velas que siempre la acompañaban<br />fue a desenvolver el pan,<br />la panelita, las papas<br />cuando descubrió la foto<br />que una página ocupaba<br />del periódico que trajo<br />del mercadito Zenaida.<br />Ahí estaba su Manuel<br />junto a una hermosa muchacha<br />él tendido cara al cielo<br />ella abrazaba una itaka<br />y en la mano de Manuel<br />otra arma se dibujaba<br />La Zenaida se sentó<br />se acomodó bien las gafas y leyó:<br />" New York, New York - Manuel Hernández Peralta<br />y Ana María Peralta<br />dos jóvenes colombianos murieron<br />esta mañana tras un duro enfrentamiento<br />se los buscaba hace meses por traficar marihuana<br />se resistieron y fueron acribillados a balas".<br /><br />Zenaida pestañeó<br />y volvió a leer más calma<br />esta vez muy lentamente<br />"Ana María Peralta..."<br />musitó para sí<br />"oh muchachito berraco<br />se casa y no dice nada"<br />Se sonrió, miró la foto<br />"pero es linda la caleña<br />es bonita la muchacha<br />muchacho maleducado<br />casarse y no decir nada"<br />Luego recortó la foto<br />la alisó sobre la almohada<br />puso al fuego la panela<br />guardó el pan, guardó las papas<br />y se fue junto a la puerta<br />a esperar mientras fumaba<br />a que pasara la lluvia<br />para ir a vender papaya.<br /><br />Ah viejita del manglar<br />hormiga de ciudad<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia de la playa.<br /><br />Ah viejita del manglar<br />hormiga de ciudad<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia.<br /><br />Y esto que sigue, señores<br />créanlo que es mi palabra<br />resulta que una mañana<br />vieron como la Zenaida<br />se volaba, se volaba<br />con la brisa se volaba.<br />Se dice que el Dios obrero<br />al que siempre ella rezaba<br />un día tuvo deseos<br />de comer una papaya<br />que es ese fruto tan dulce<br />que suele vender Zenaida<br />Dicen que la llamó<br />pero no murió Zenaida<br />sino que se fue en el vuelo<br />a llevarle una papaya<br />y vi con mis propios ojos<br />cómo las nubes cruzaba<br />y allá a los lejos su hombre<br />y su nieto la aguardaban<br />y junto a ellos la caleña,<br />Ana María Peralta<br />eso lo vio este cantor<br />que no miente cuando canta<br />Adiós, mi Zenaida, adiós<br />adiós, mi vieja Zenaida<br />yo también me iré muy pronto<br />al cielo a comer papaya...<br /><br />¡Cumbia!<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />arremolina su tabaco<br />se va a vender frutos maduros<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia<br />Ah viejita del manglar<br />hormiga de ciudad<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia
New song lyrics
Señores, pido silencio<br />y en el silencio atención<br />que aquí los convoco yo<br />a transitar la ternura<br />de la historia simple y pura<br />que voy a contarles yo.<br />Al ritmo de cumbia suave<br />que me marca la guitarra<br />caminando por el alma<br />hasta mi boca llegó<br />esta narración de amor<br />de desesperanza y sueños:<br />la vida, pasión y vuelo<br />de la abuelita Zenaida.<br /><br />La conocí en Bogotá<br />por las calles bogotanas<br />vendiendo frutos maduros<br />con su sonrisa cansada<br />siempre en la boca un cigarro<br />cigarro que ella se arma<br />tan pequeñita, tan frágil que me dije:<br />"cosa rara que camine y que no vuele"<br />esta viejita Zenaida<br />siempre al trotecito corto<br />de hormiguita ciudadana<br />no sé por qué la Zenaida<br />en su andar, en su mirada<br />me recordaba a mi abuela<br />a mi abuelita Milagro<br />que hacía el pan de la nada.<br /><br />Casi niña quedó viuda<br />con diez hijos a su cargo<br />los fue criando a lo hombre<br />duramente trabajando<br />mientras ellos crecían<br />ella se iba achicando.<br />De los diez hijos que tuvo<br />uno murió<br />dos hay presos<br />y los demás poco a poco<br />se le fueron alejando<br />uno a trabajar muy lejos<br />y los demás, y los demás se casaron<br />y así se quedó solita<br />en su casita de barrio.<br /><br />¡Cumbia!<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />arremolina su tabaco<br />se va a vender frutos maduros<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia<br />Ah viejita del manglar<br />hormiga de ciudad<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia<br /><br />Pasó el tiempo<br />y con los años<br />un nieto la visitaba<br />era su nieto mayor<br />su orgullo, sus ojos, su alma<br />se parecía al abuelo<br />y como él se llamaba Manuel<br />como aquel Manuel<br />que hizo mujer a Zenaida<br />y que le sembró diez hijos<br />y al que un día por bobadas<br />se lo trajeron aún tibio<br />muerto de una puñalada<br />El nieto que era su orgullo<br />cuando al ranchito llegaba<br />la levantaba en sus brazos<br />y le besaba las canas<br />y le decía: "mi reina<br />tú eres mi novia más cara"<br />A veces venía picado de aguardiente<br />y la obligaba a bailar con él la cumbia<br />y la Zenaida bailaba<br />Él se llamaba Manuel<br />Manuel Hernández Peralta<br />y era su orgullo, sus ojos<br />el brote más lindo y bueno<br />que le floreció a Zenaida<br />él la obligaba a bailar<br />y ella la cumbia bailaba.<br /><br />Zenaida baila la cumbia<br /><br />Pero un domingo que vino<br />su Manuel a visitarla<br />lo notó como distante<br />no reía, no charlaba<br />ni la invitó a bailar cumbia<br />se quedó toda la tarde<br />tendido sobre la cama<br />recién al anochecer<br />y cuando ya se marchaba<br />le dijo dándole un beso:<br />"Allí debajo la almohada<br />le he dejado una cartita<br />leala recién mañana."<br />La volvió a besar muy fuerte<br />y se alejó, lloviznaba<br />La Zenaida no durmió<br />no rezó, sólo fumaba<br />y esperó el amanecer<br />para así leer la carta<br />que acariciaba en sus manos<br />como si fueran los ojos<br />del nieto hermoso del alma.<br /><br />A lo lejos cantó un gallo<br />y eso trae la mañana<br />luego fueron las bocinas<br />los carros y abrió la carta:<br />"Abuelita: no se apene<br />cuando usted lea esta carta<br />yo habré salido a Miami<br />en un barquito de carga<br />a buscar otro destino<br />quiero ver como sacarla<br />de este tugurio del rancho<br />porque a mí me parte el alma<br />verla ya tan viejecita<br />salir todas las mañanas<br />a vender frutos maduros<br />por las calles bogotanas<br />yo parto con un amigo<br />rece por él y por mi alma"<br />Dobló la carta Zenaida<br />armó y encendió un cigarro<br />y se fue a vender sus frutos<br />por las calles bogotanas<br /><br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />arremolina su tabaco<br />se va a vender frutos maduros<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia<br /><br />Al poco tiempo Zenaida<br />comenzó a recibir cartas:<br />"2 de septiembre, New York,<br />Abuelita mi vieja:<br />rece mucho que a Dios gracias<br />mis cosas andan muy bien<br />y estoy ganando harta plata<br />ya la imagino viviendo en un palacio<br />rodeada de hermosas matas y flores<br />tendidas sobre una hamaca<br />mientras yo le doy mil besos<br />dulce abuelita Zenaida"<br />"Diciembre 5, Miami<br />hoy pensé mucho en usted<br />abuelita de mi alma<br />las cosas marchan mejor<br />pero a veces hay nostalgia<br />cuando regrese le haré<br />bailar la cumbia, mi alma<br />Abuelita:<br />he conocido a una muy linda muchacha<br />yo sé que le va gustar, es caleña<br />de nombre Ana<br />yo le hablo mucho de usted<br />de mi abuelita Zenaida<br />que vende frutos maduros<br />por las calles bogotanas."<br /><br />Un atardecer de enero<br />regresaba la Zenaida<br />al ranchito del tugurio<br />después de vender papaya<br />y se acercó al mercadito<br />a comprar para la cena<br />unos pancitos calientes,<br />panelita y unas papas<br />En un diario de ese día<br />le envolvieron lo comprado<br />y al trotecito fumando<br />bajo una suave llovizna<br />llegó al tugurio Zenaida.<br /><br />Llegó un poquito cansada<br />encendió el fuego<br />las velas que siempre la acompañaban<br />fue a desenvolver el pan,<br />la panelita, las papas<br />cuando descubrió la foto<br />que una página ocupaba<br />del periódico que trajo<br />del mercadito Zenaida.<br />Ahí estaba su Manuel<br />junto a una hermosa muchacha<br />él tendido cara al cielo<br />ella abrazaba una itaka<br />y en la mano de Manuel<br />otra arma se dibujaba<br />La Zenaida se sentó<br />se acomodó bien las gafas y leyó:<br />" New York, New York - Manuel Hernández Peralta<br />y Ana María Peralta<br />dos jóvenes colombianos murieron<br />esta mañana tras un duro enfrentamiento<br />se los buscaba hace meses por traficar marihuana<br />se resistieron y fueron acribillados a balas".<br /><br />Zenaida pestañeó<br />y volvió a leer más calma<br />esta vez muy lentamente<br />"Ana María Peralta..."<br />musitó para sí<br />"oh muchachito berraco<br />se casa y no dice nada"<br />Se sonrió, miró la foto<br />"pero es linda la caleña<br />es bonita la muchacha<br />muchacho maleducado<br />casarse y no decir nada"<br />Luego recortó la foto<br />la alisó sobre la almohada<br />puso al fuego la panela<br />guardó el pan, guardó las papas<br />y se fue junto a la puerta<br />a esperar mientras fumaba<br />a que pasara la lluvia<br />para ir a vender papaya.<br /><br />Ah viejita del manglar<br />hormiga de ciudad<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia de la playa.<br /><br />Ah viejita del manglar<br />hormiga de ciudad<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia.<br /><br />Y esto que sigue, señores<br />créanlo que es mi palabra<br />resulta que una mañana<br />vieron como la Zenaida<br />se volaba, se volaba<br />con la brisa se volaba.<br />Se dice que el Dios obrero<br />al que siempre ella rezaba<br />un día tuvo deseos<br />de comer una papaya<br />que es ese fruto tan dulce<br />que suele vender Zenaida<br />Dicen que la llamó<br />pero no murió Zenaida<br />sino que se fue en el vuelo<br />a llevarle una papaya<br />y vi con mis propios ojos<br />cómo las nubes cruzaba<br />y allá a los lejos su hombre<br />y su nieto la aguardaban<br />y junto a ellos la caleña,<br />Ana María Peralta<br />eso lo vio este cantor<br />que no miente cuando canta<br />Adiós, mi Zenaida, adiós<br />adiós, mi vieja Zenaida<br />yo también me iré muy pronto<br />al cielo a comer papaya...<br /><br />¡Cumbia!<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />De mañanita la Zenaida<br />sale temprano del tugurio<br />arremolina su tabaco<br />se va a vender frutos maduros<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia<br />Ah viejita del manglar<br />hormiga de ciudad<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />tu fruta me sabe a cumbia<br />cumbia, cumbia de la playa<br />Zenaida baila la cumbia<br />Zenaida baila la cumbia
Image verification