Yo era el portero del edificio 32,
tú eras la burguesa, la princesa del penthouse,
así lo quiso Dios...
Te saludaba con mi cara de asustado,
mientras le pedía a Dios que se tapara el excusado,
para irte a echar un vistazo,
o que te mandara al supermercado
para ayudarte a cargar lo del mandado...
Fui testigo mudo de tus fiestas y aventuras,
te conocí dos doctores, un maestro y hasta un cura,
y un día viendo en la rendija,
vi como te merendabas al del 6
mientras su mujer mojaba el neglige...
Estás acabando con el edificio,
chica del penthouse,
y con toda la ciudad...
Estás acabando con el edificio,
chica del penthouse,
¿y conmigo por qué no?
Era de todos los días esperar que den las 9,
ir al patio de atrás a esperar en la ventana
tu baño de las mañanas...
Qué triste era ver aquella sombra al desnudarse,
a 12 pisos de mis mejores ganas de tocarte,
pero qué iba yo a hacer...
le daba chance a la imaginación,
mientras ya me retumbaba el corazón...
Estás acabando con el edificio,
chica del penthouse,
y con toda la ciudad...
Estás acabando con el edificio,
chica del penthouse,
¿y conmigo por qué no?
Me he enamorado de usted,
dígame ahora qué hay que hacer.
Fumo como un loco y dejado de comer,
le dije a quemarropa...
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Me dio una cachetada que me dislocó el amor,
eso me pasa por querer darle a la vida el sabor,
de una mezcla de clases,
y aunque sé que jamás podré besarla,
no hay problema porque así lo quiso Dios.