Ella te dio su amor y te hizo ver la luz del sol. Ella te amamantó en sus brazos y te dio su corazón, y como una ilusión te vio nacer en su interior.
Y, poco a poco, fuiste creciendo a su vera. Te doy su calor, te dio la voz y la razón, y con tu juventud rebelde, has destrozado su corazón.
Y ahora te meten a cumplir condena con tan sólo diecinueve primaveras. No te preocupes por los que te aman, te defienden luego a su manera.
Y tú, su niño, no tengas pena, que ahí estará tu madre, y compañera. Te llenará de luz cada mañana, y si hace falta, morirá a tu vera.
Sentada en un rincón, llora la pena y el dolor, y la consuelan los recuerdos que quedó en tu habitación.
La vida la dejó tan sola en la desilusión, al no poder ver a su niño cada día. Te doy su calor, te dio la voz y la razón, y con tu juventud rebelde, has destrozado su corazón.
Y ahora te meten a cumplir condena con tan sólo diecinueve primaveras. No te preocupes por los que te aman, te defienden luego a su manera.
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Y tú, su niño, no tengas pena, que ahí estará tu madre, y compañera. Te llenará de luz cada mañana, y si hace falta, morirá a tu vera...