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Míralo, míralo, oye niño aquí me tienes, en la charca sumergido, me estoy encontrando
con carpas del tamaño de un becerrillo, por aquí cien mil cangrejillos.
El yacimiento es ése, pese a quien le pese, no marques a las reses, márcate tú en el
cuello, en el lumbar o en la tibia... o mejor no, que lo haga un propio toro de lidia. La
jibia, pal pájaro, ya que le tenemos ahí enjaulao, pal pico le vendrá que es demasiao; y a
base de tirón de mechón de pelo tengo al canalla del abuelo, el general furtivo, un mal
amigo. ¿No te gusta? Fustas golpeando fuertemente animales en el lomo no lo quiero,
prefiero ver al Clero donando sus collares más preciados a los más necesitados.
Achanta y echa el cierre, caraliebre, que con fiebre pues no deambula el cara mula, y la
chula al final no se lo hizo con mi Yaki, y mi Yaki al final se fue a la tumba sin catarlo,
¿y por qué? ¿Por qué tú al galgo lo cuelgas del árbol si se queda cojo? Si hace falta los
conejos yo los cojo, y luego arrojo tu ignorancia y crueldad a las aguas más profundas
del pantano de San Juan, y a volar... Eso le dice la madre jilguero a sus hijos jirguerillos
cuando están preparadillos pa extender las alas, y a las focas dejarlas ya en paz, no las
golpeéis más, y a los zorros lo mismo: y si la zorra quiere un visón que se lo pida al rey
Melchor o al paje Montilla, que le haremos una estampa a lo Jesucristo crucificándola
con un par de tablillas.
¿Ahora qué? Ahora el malo soy yo, ¿verdad? ¿Si? Pues el chimpancé no creo que quiera
que vayas a visitarlo a su jaula del zoo, aunque tú lo utilices bien en grande y de
reclamo en tus anuncios publicitarios. No matemos, ni saquemos a los animales de su
hábitat, loco, tan natural y necesario. Al furtivo, yo lo metía en un armario; el armario,
sí, que lo arrojaba hacia la hoguera... No, espera, que el ecosistema extrema a los límites
de la peligrosidad en minutajes muy vertiginosos, cada vez son menos los juglares
frondosos, paisajes y lugares hermosos.
Y eso te mosquea, ¿verdad? Me crea impotencia, subnormal, tú vete al Xanadú y
alquílate un esquí, anda tontín, que nosotros vemos cómo acaban con los pocos parques
y árboles que tenemos por aquí. No a la tala, no a la tala, y sí al sonido del aullido
inconfundible del lobezno y al cuidado de animales en peligro de extinción. Misión:
reforestación. Reforestación ¡Más alto! Reforestación, por favor.
Que tenemos muy avanzado y muy agravado el cáncer de pulmón de éste nuestro
planeta. Tan necesarios son los árboles pa él como el agüita natural diariamente beber al
ser humano. Y así, veamos lo que veamos, ni los de arriba ni los de abajo para bien nos
concienciamos. Sigamos, y cada vez vamos a más. Urgente reducción en emisiones de
gas. El medio ambiente no miente, y la capa de ozono está mu malita, mú débil y gruñe;
la Tierra asiente con sus catástrofes y variaciones climáticas tan repentinas, chaval... Y
es que ciudades por el agua sepultadas quedarán, y por sequía en desierto otras se
convertirán.
Aunque yo no digo nada que no sepamos. Ahora dicen que al fin de la era del petróleo
nos acercamos: el hidrógeno, un cambio de energía, el combustible limpio de la
libertad. Aunque al paso que vamos, si antes no reventamos... Ay, lastimita de Planeta,
lastimita de animales, porque de nosotros, si ya hablamos del hambre y la falta de
asistencia que damos alos más necesitados en los tiempos en que estamos... necles de
ser humano.
Yo sigo aquí, en la charca sumergido. Mira las carpas, niño, qué grandes son, parecen
becerrillos. Y los sapos, y las truchas... Mira, son muchas.