Canto como ladran los perros, ladro como cantan los hombres. Vivo com el protagonista de un entierro, y muero en la boda de un espermatozoide.
Derrocho cheques sin fondo, y bebo sólo por ser abstemio. Sufro como el último premio gordo, gozo como el último gordo sin premio.
Y te veo con los ojos cerrados, te sueño con los ojos abiertos. Subo al cielo con cien mil pecados, y rezo para bajar al infierno.
Me rajo si me ojeas de reojo de lejos, me cojo una jarra y me mojo, que mis ojitos rojos se ponen.
Me rajo si me ojeas de reojo de lejos, me cojo una jarra y me mojo, que tus ojitos rojos me ponen.
Trabajo en pensar un gran pensamiento, pienso en trabajar en un gran trabajo. Lloro como el último hombre de hierro, y me troncho como un recién castrado.
Cobro dinero negro de droga, pago dinero blanco a un camello. Que un pez en el agua, como yo, no se ahoga si no tiene la soga al cuello. Sí.
Desato el nudo de tu garganta, te ato a la pata de la cama. Me entierro en el horno de tus mantas, y desentierro mi hacha de guerra afilada.
Me rajo si me ojeas de reojo de lejos, me cojo una jarra y me mojo, que tus ojitos rojos me ponen.
Me ponen porque tú estás muy buena, y mi cabeza es muy mala, porque a veces no piensa, a veces se atabala.
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A ratos va a obscuras, a ratos se aclara, confundo los bolos con las balas. Me fundo con la funda
de la guitarra, me callo y lo digo todo. Y abro el pico y no digo nada.