La niña morena de los ojos grandes,
que un día de esos, se vino del norte.
Se asentó en el lecho de esta tierra mía.
Al pasar los años, yo la conocía
Fundó su akelarre, aunque estaba sola,
en un tercer piso, con suelo de mármol.
De salón sin tele, de cocina estrecha,
y en el dormitorio, guardo los poderes.
Nunca pregunté como pasó el tiempo.
Yo solo le dije: 'sigue con tu sueño,
solo quiero verte, muy poquito a poco,
Que yo tengo uno y lo tengo hecho'.
Pero pasó el tiempo y olvidó ese trato,
y con tó su encanto, me llamó: 'insensato.
puedo darte todo, lo que sueña uno
besos, calor, cama y un buen desayuno'
Luego vi a un amigo y le conté todo,
luego pudo verlo con sus propios ojos.
Nos fuimos los tres juntos a beber,
A celebrar la noche hasta el amanecer
Un día cualquiera, no me acuerdo tanto,
yo ya estaba como con to´as las de la ley.
Y yo allí tan firme, me tendríais que ver,
el golfo más golfo, sin saber que hacer
Pero puse empeño en lo del protocolo.
Pero no lo pude, quizás puse poco.
Lo pase fatal, cuando aquellos feos,
a toditas horas fueron a rondarle.
Yo sin querer nada, me encontré con todo.
Todo lo que nunca, hubiera imaginado,
Que alguien me dijera, que con mi presencia,
ella se sintiera, como luna nueva.
Tanta maravilla escondía un fracaso.
Que al pasar los años nos cubrió de daño,
Pensamos los dos, qué era lo mejor,
Que esto no se puede, que esto se acabó
Desde aquel momento todo fue tan nuevo,
que hago yo tan lejos, de mi primer sueño.
Anduve descalzo por inmensas calles,
a la hora tremenda, que cierran los bares.
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Pero pasó el tiempo y olvide aquel trato,
Yo le pido el cielo, me llama insensato,
Puedo darte todo, lo que sueña una,
Este pobre esclavo, con alma desnuda.