Y una vez soñé que estaba en un casino, que gané un millón, y que iba de camino de burlarme a una rubia potente que me apoyaba.
Sus pechos despampanantes mientras yo ganaba. Ganaba y ganaba, y ganaba, y gané mucha pasta más con mi rubia del brazo, y jugando a las tragaperras me agencié otro kilazo.
Suma y sigue, sube, sale la pasta, cógela,
que tus manos me queman y el dinero me llama.
Llevas en la mirada tres cirsas en línea de la pantalla.
Después fuimos a cenar a un sitio de cinco estrellas, y comimos caviar, y abrimos una botella
de rioja del 67, que aún no había probado. La verdad es que no es tan diferente del as del caprabo, en fin...
Bebimos, bebimos, y vi una máquina al fondo del pasillo. El premio era de 500.000 y estaba al rojo vivo. Niña, tráete otro vinillo.
Suma y sigue, sube, sale la pasta, cógela,
que tus manos me queman y el dinero me llama.
Llevas en la mirada tres cirsas en línea de la pantalla.
Y ya no me acuerdo cómo se acababa, sólo sé que al final todo se estropeaba. Pero, desde el sueño
mi dinero se gasta sólo en las tragaperras.
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Suma y sigue, sube, sale la pasta, cógela,
que tus manos me queman y el dinero me llama.
Llevas en la mirada tres cirsas en línea de la pantalla.