From:
Un rayo en la tiniebla,
Un claro acierto de la oscuridad.
Bautismo de la alteza
En la fuente de la isla de la verdad
Sabio, por diablo y por viejo,
Fue aquel esbirro
De los vigías del templo
De los furtivos,
Que descubrió en su aspecto
Un fornido gallo
de otra clase social.
Llegó por la callejuela
Y, enfrente de un centinela,
Le encomendó conquistar la ciudad
(Con impíos artilugios)
Descontrol en el corazón:
Esa sensación fue sonrisa eterna.
Se brindó por la aparición
De la risa ajena y su transmisión.
Cruzó todas las puertas.
Rompió lo establecido con la verdad.
Mantuvo, así, en alerta,
A los despavoridos de lo ideal.
Se perfumó de nobleza.
Aguantó en el barro.
Y resolvió con soberbia
Los escenarios.
Se salió con la suya
Aunque nunca tuviera
las de ganar.
Desarrolló la indulgencia.
Supo que a todos les llega.
Y fue purgando la histeria local
(En pos del triunfo visitante).
Descontrol en el corazón:
Esa sensación fue sonrisa eterna.
Se brindó por la aparición
De la risa ajena y su transmisión.
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Un rayo en la tiniebla,
Un claro acierto de la oscuridad.
Bautismo de la alteza
En la fuente de la isla de la verdad
Sabio, por diablo y por viejo,
Fue aquel esbirro
De los vigías del templo
De los furtivos,
Que descubrió en su aspecto
Un fornido gallo
de otra clase social.
Llegó por la callejuela
Y, enfrente de un centinela,
Le encomendó conquistar la ciudad
(Con impíos artilugios)
Descontrol en el corazón:
Esa sensación fue sonrisa eterna.
Se brindó por la aparición
De la risa ajena y su transmisión.
Cruzó todas las puertas.
Rompió lo establecido con la verdad.
Mantuvo, así, en alerta,
A los despavoridos de lo ideal.
Se perfumó de nobleza.
Aguantó en el barro.
Y resolvió con soberbia
Los escenarios.
Se salió con la suya
Aunque nunca tuviera
las de ganar.
Desarrolló la indulgencia.
Supo que a todos les llega.
Y fue purgando la histeria local
(En pos del triunfo visitante).
Descontrol en el corazón:
Esa sensación fue sonrisa eterna.
Se brindó por la aparición
De la risa ajena y su transmisión.