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Escondidas las miradas en las calles y en la gente, en los rincones de mi casa, debajo de mi almohada.
Ese frío que amenaza con dormirse a mi lado, para volverme a despertar vacío y tan helado.
Y si tal vez en la vida aprendemos a base de caídas, yo contigo me he roto las rodillas, y no me siento capaz de poderme levantar.
Yo no necesito una razón, que para amar me sobra mucho corazón, y en el amor no hay capitán que gobierne el corazón.
Quise quererte y quise amar, pero el miedo te envolvió por tener que arriesgar y huyes del miedo que yo también siento.
Tu sombra me persigue como un perro sin dueño, de tanto arañar mi puerta, consiguió meterse dentro.
Cómo me pides que me caye, déjame que yo te diga
que también me hecho a temblar por compartir mi vida.
Y ya lo ves, tus recuerdos se me clavan como espinas cada vez se me abren más tus heridas. Y no me siento capaz de podérmelas cerrar.
Yo no necesito una razón, que para amar me sobra mucho corazón, y en el amor no hay capitán que gobierne el corazón.
Quise quererte y quise amar, pero el miedo te envolvió por tener que arriesgar y huyes del miedo que yo también siento.
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Escondidas las miradas en las calles y en la gente, en los rincones de mi casa, debajo de mi almohada.
Ese frío que amenaza con dormirse a mi lado, para volverme a despertar vacío y tan helado.
Y si tal vez en la vida aprendemos a base de caídas, yo contigo me he roto las rodillas, y no me siento capaz de poderme levantar.
Yo no necesito una razón, que para amar me sobra mucho corazón, y en el amor no hay capitán que gobierne el corazón.
Quise quererte y quise amar, pero el miedo te envolvió por tener que arriesgar y huyes del miedo que yo también siento.
Tu sombra me persigue como un perro sin dueño, de tanto arañar mi puerta, consiguió meterse dentro.
Cómo me pides que me caye, déjame que yo te diga
que también me hecho a temblar por compartir mi vida.
Y ya lo ves, tus recuerdos se me clavan como espinas cada vez se me abren más tus heridas. Y no me siento capaz de podérmelas cerrar.
Yo no necesito una razón, que para amar me sobra mucho corazón, y en el amor no hay capitán que gobierne el corazón.
Quise quererte y quise amar, pero el miedo te envolvió por tener que arriesgar y huyes del miedo que yo también siento.