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A orillas de la madrugada
dos cuerpos en una ciudad
buscaban pasar el tiempo:
su tiempo no se hizo esperar...
No estaba ninguno en su día,
sus copas ya estaban vacías.
Él estacionó su mirada
cuando al fin la vio sentada,
él tenía cigarrillos y ella ganas de fumar.
El rato de a ratos moría,
no había palabras de más,
cautivos en la noche infinita,
se rindieron a su voluntad.
En su presente no había pasados,
en la mesa desfilaban los tragos.
Andaban ahí perdidos
escuchando Divididos,
a él le gusta la banda y a ella le gusta bailar.
Y así los dos
le daban vida a una mentira
a espaldas de la verdad,
Y así los dos
jugaban a las escondidas
dejando a su soledad
al menos esa noche.
Él quiso volver a soñarla,
ella le dijo que no.
En silencio se soltaron las manos,
enseguida ella se arrepintió:
salió corriendo hacia la avenida
pero él había doblado en la esquina.
Ahora ya vencidos
cuando escuchan divididos
él recuerda la noche que ella no puede olvidar.
www.lademora.com.ar
www.fotolog.com/lademora
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A orillas de la madrugada
dos cuerpos en una ciudad
buscaban pasar el tiempo:
su tiempo no se hizo esperar...
No estaba ninguno en su día,
sus copas ya estaban vacías.
Él estacionó su mirada
cuando al fin la vio sentada,
él tenía cigarrillos y ella ganas de fumar.
El rato de a ratos moría,
no había palabras de más,
cautivos en la noche infinita,
se rindieron a su voluntad.
En su presente no había pasados,
en la mesa desfilaban los tragos.
Andaban ahí perdidos
escuchando Divididos,
a él le gusta la banda y a ella le gusta bailar.
Y así los dos
le daban vida a una mentira
a espaldas de la verdad,
Y así los dos
jugaban a las escondidas
dejando a su soledad
al menos esa noche.
Él quiso volver a soñarla,
ella le dijo que no.
En silencio se soltaron las manos,
enseguida ella se arrepintió:
salió corriendo hacia la avenida
pero él había doblado en la esquina.
Ahora ya vencidos
cuando escuchan divididos
él recuerda la noche que ella no puede olvidar.
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