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Tus labios entreabiertos
con un leve zumbido al respirar
tu cara sin gestos
tus pechos pretextos
de una posible maternidad,
toda tu dormida allí después de la estampida
de dos cuerpos y el amor.
Tu vientre haciendo un hueco
para guardar mis pistilos de agua luz
tus pies descubiertos
tus brazos abiertos
tu ombligo, el universo todo en tí,
y yo me fumo tu aliento
después de la batalla
de dos cuerpos y el amor.
En tus uñas hay rastros de mi piel
y en mi piel hay sudor del compartido,
es sudor de sal que sabe a miel
son tus manos arañando en lo prohibido.
Duerme, duerme
que yo aun no sé si estoy soñando,
¿Se vino el cielo a este lugar?
mientras tu cuerpo aún temblando.
Duerme, duerme
que seré el centinela de tus sueños,
que no hallarás allí uno mejor
que del que acabo de ser dueño.
Tu pelo derramado
llenando de azabache mi colchón,
tus uñas pintadas, tus piernas cerradas
tus pliegues en perfecto claro obscuro,
y yo creo más en Dios
después de la fortuna
de dos cuerpos y el amor.
Y tú que aún no te enteras que te amo
porque no entiendes
el lenguaje de mis manos
mañana al despertar yo te diré
lo que este tiempo por cobarde me callé.
Duerme, duerme
que yo aun no sé si estoy soñando,
¿Se vino el cielo a este lugar?
mientras tu cuerpo aún temblando.
Duerme, duerme
que seré el centinela de tus sueños,
que no hallarás allí uno mejor
que del que acabo de ser dueño
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Tus labios entreabiertos
con un leve zumbido al respirar
tu cara sin gestos
tus pechos pretextos
de una posible maternidad,
toda tu dormida allí después de la estampida
de dos cuerpos y el amor.
Tu vientre haciendo un hueco
para guardar mis pistilos de agua luz
tus pies descubiertos
tus brazos abiertos
tu ombligo, el universo todo en tí,
y yo me fumo tu aliento
después de la batalla
de dos cuerpos y el amor.
En tus uñas hay rastros de mi piel
y en mi piel hay sudor del compartido,
es sudor de sal que sabe a miel
son tus manos arañando en lo prohibido.
Duerme, duerme
que yo aun no sé si estoy soñando,
¿Se vino el cielo a este lugar?
mientras tu cuerpo aún temblando.
Duerme, duerme
que seré el centinela de tus sueños,
que no hallarás allí uno mejor
que del que acabo de ser dueño.
Tu pelo derramado
llenando de azabache mi colchón,
tus uñas pintadas, tus piernas cerradas
tus pliegues en perfecto claro obscuro,
y yo creo más en Dios
después de la fortuna
de dos cuerpos y el amor.
Y tú que aún no te enteras que te amo
porque no entiendes
el lenguaje de mis manos
mañana al despertar yo te diré
lo que este tiempo por cobarde me callé.
Duerme, duerme
que yo aun no sé si estoy soñando,
¿Se vino el cielo a este lugar?
mientras tu cuerpo aún temblando.
Duerme, duerme
que seré el centinela de tus sueños,
que no hallarás allí uno mejor
que del que acabo de ser dueño