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Es otra historia, otra verdad entre los caminos difusos de ésta ciudad. Es el Maese KDS, y es Nach Scratch en cuenta cuentos. Sabes, sí, mira dentro.
Uso mis versos como alas y así cruzo el firmamento,
guiando la mierda ahí fuera, por eso busco aquí dentro. La respuesta de pregunta sin respuesta,
mirada siempre honesta. El ritmo baila abrazado junto a mi palabra expuesta. Con la conciencia tranquila cuando mire al ataúd, orgulloso de las gestas de mi juventud. Mi salud se deteriora, pero, ¿acaso no la tuya?. Pongo a mi manada alerta como un lobo cuando aulla. Mi pluma ligera como una pluma, mientras mi estómago ayuna y mi dinero se esfuma.
Y es que os mantengo intranquilos como un niño sin nana en su cuna, como perdido en la bruma de la laguna. Trabajo de mensajero bajo la luz de la luna, y si la suerte me deja, podré llegar hasta ella. De chico, acostado, miraba a las estrellas, y ahora miro hacia el suelo; aquí quiero dejar mi huella. Tengo mis motivos para seguir activo en éste curso intensivo de cómo seguir vivo.
Respiré aire nocivo, pero no me intoxiqué, y conecté mi mente al mundo en un segundo como internet. Vi libros de historia, aprendices de Pinochet, y escribí a adversarios como Vince Carter en el parquet. ¿Y qué diría de mí éste micrófono si hablara?, ¿qué pensaría de mí ese Dios si me escuchara? A lo mejor es que él existe y me oye cada mañana, y por eso el muy cabrón me las hace pagar bien caras.
Quiero cambiar el mundo desde el cero al infinito. Dinero maldito, te odio y te necesito. Nunca fui un súper hombre en la lucha, tampoco fui súper limpio en la ducha. Sé que los míos me escuchan, y quizá eso sea lo único que me hace sentir bien. Respetado como el amén de Jerusalén, bombos y cajas aquí en mi sien, que me transportan al Edén. Mientras que sólo en el andén sigo esperando mi tren. Tío, ¿esperas tú conmigo?.
Y así paso mis días, esperando mi tren. Con la mirada perdida entre las vías, esperando mi tren.
Noches demasiado frías, esperando mi tren. Ahora pienso eso qué decías, esperando mi tren.
Despliego mis versos, despliego mis alas,
despliego mis pies del suelo en aras de una realidad que no llega y que ansío. Y me decido a saltar al vacío de otro folio en blanco. Cierro los ojos al mirar adentro, busco verdades en el firmamento, y no tengo más respuestas que el sonido de mis tripas. Hoy traigo sentimiento que sopla con el viento, que fluye con el agua y que ni el tiempo disipa. Hoy soy consciente de mí mismo, ya no observo las estrellas. Camino mirando al suelo, aquí quiero dejar mi huella.
Busco motivos dentro de mi cabeza, y con mi amiga la tristeza, me consuelo entre chustas y botellas de cerveza, y tengo la certeza de que todo saldrá mal. Quiero salir de ésta espiral. Busco un manantial, espero una señal, tengo que escapar lejos de éste lugar. No me resigno, tiene que haber algo más, y al final acabo dando tumbos como un borracho por la cuidad. Es mi verdad, sueño que mis sueños no acaban al despertar. Y de apostar nunca lo haría por mí, pues allí donde esté, me siento extranjero. Vivo en la tierra de los hombres, y aquí no hay más líos que el dinero.
Como un cordero entre lobos, como un ángel en el infierno, en un quiero y no puedo van pasando mis días. Añoro viejas utopías, silbo melodías. Con la mirada perdida entre las vías de ésta estación, se me marchita el corazón y la esperanza cogió el tren anterior. El tiempo se me escapa, la duda me tiene rehén y sé que nada va bien. Mientras en el andén sigo esperando mi tren, ¿esperas tú conmigo?.
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Es otra historia, otra verdad entre los caminos difusos de ésta ciudad. Es el Maese KDS, y es Nach Scratch en cuenta cuentos. Sabes, sí, mira dentro.
Uso mis versos como alas y así cruzo el firmamento,
guiando la mierda ahí fuera, por eso busco aquí dentro. La respuesta de pregunta sin respuesta,
mirada siempre honesta. El ritmo baila abrazado junto a mi palabra expuesta. Con la conciencia tranquila cuando mire al ataúd, orgulloso de las gestas de mi juventud. Mi salud se deteriora, pero, ¿acaso no la tuya?. Pongo a mi manada alerta como un lobo cuando aulla. Mi pluma ligera como una pluma, mientras mi estómago ayuna y mi dinero se esfuma.
Y es que os mantengo intranquilos como un niño sin nana en su cuna, como perdido en la bruma de la laguna. Trabajo de mensajero bajo la luz de la luna, y si la suerte me deja, podré llegar hasta ella. De chico, acostado, miraba a las estrellas, y ahora miro hacia el suelo; aquí quiero dejar mi huella. Tengo mis motivos para seguir activo en éste curso intensivo de cómo seguir vivo.
Respiré aire nocivo, pero no me intoxiqué, y conecté mi mente al mundo en un segundo como internet. Vi libros de historia, aprendices de Pinochet, y escribí a adversarios como Vince Carter en el parquet. ¿Y qué diría de mí éste micrófono si hablara?, ¿qué pensaría de mí ese Dios si me escuchara? A lo mejor es que él existe y me oye cada mañana, y por eso el muy cabrón me las hace pagar bien caras.
Quiero cambiar el mundo desde el cero al infinito. Dinero maldito, te odio y te necesito. Nunca fui un súper hombre en la lucha, tampoco fui súper limpio en la ducha. Sé que los míos me escuchan, y quizá eso sea lo único que me hace sentir bien. Respetado como el amén de Jerusalén, bombos y cajas aquí en mi sien, que me transportan al Edén. Mientras que sólo en el andén sigo esperando mi tren. Tío, ¿esperas tú conmigo?.
Y así paso mis días, esperando mi tren. Con la mirada perdida entre las vías, esperando mi tren.
Noches demasiado frías, esperando mi tren. Ahora pienso eso qué decías, esperando mi tren.
Despliego mis versos, despliego mis alas,
despliego mis pies del suelo en aras de una realidad que no llega y que ansío. Y me decido a saltar al vacío de otro folio en blanco. Cierro los ojos al mirar adentro, busco verdades en el firmamento, y no tengo más respuestas que el sonido de mis tripas. Hoy traigo sentimiento que sopla con el viento, que fluye con el agua y que ni el tiempo disipa. Hoy soy consciente de mí mismo, ya no observo las estrellas. Camino mirando al suelo, aquí quiero dejar mi huella.
Busco motivos dentro de mi cabeza, y con mi amiga la tristeza, me consuelo entre chustas y botellas de cerveza, y tengo la certeza de que todo saldrá mal. Quiero salir de ésta espiral. Busco un manantial, espero una señal, tengo que escapar lejos de éste lugar. No me resigno, tiene que haber algo más, y al final acabo dando tumbos como un borracho por la cuidad. Es mi verdad, sueño que mis sueños no acaban al despertar. Y de apostar nunca lo haría por mí, pues allí donde esté, me siento extranjero. Vivo en la tierra de los hombres, y aquí no hay más líos que el dinero.
Como un cordero entre lobos, como un ángel en el infierno, en un quiero y no puedo van pasando mis días. Añoro viejas utopías, silbo melodías. Con la mirada perdida entre las vías de ésta estación, se me marchita el corazón y la esperanza cogió el tren anterior. El tiempo se me escapa, la duda me tiene rehén y sé que nada va bien. Mientras en el andén sigo esperando mi tren, ¿esperas tú conmigo?.