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Cuando el hijo de tu hijo es el que mira,
se ilumina el universo y sus rincones
y se alumbran los oscuros callejones...
No hay lugar donde se esconda la mentira.
Hijo de tu hijo es el que llama
baila esclavo al son de su impaciencia,
siempre listo en cada emergencia,
corre y corre que el tirano te reclama....
Más la impronta de esa tierna tiranía
no es de odio, de codicia o de combate,
te acaricia y tiene gusto a chocolate
cuando el hijo de tu hijo ordena el día.
Cuando el hijo de tu hijo es quien te escucha
no hacés trampa y es más claro tu argumento,
sos el rey en el planeta de los cuentos
y el más fuerte de los héroes de la lucha.
Hijo de tu hijo es el que llora
y le aprieta un nudo a tu garganta
que él mismo desata cuando canta
pero vuelve a amarrarlo a cualquier hora.
Y jugando solo una vez más te deja...
Y regresa el mandamás titiritero,
con los hilos que son lazos verdaderos...
Cuando el hijo de tu hijo los maneja.
Cuando el hijo de tu hijo es quien te toca
te estremece su finísima textura.
Te das cuenta que el sabor de la dulzura
no se siente solo al borde de la boca.
Hijo de tu hijo es el que salta
y te mueve el piso y los talones
y otros atributos de varones
se te aflojan si algo ahora le hace falta.
Y te asusta ver al tiempo que se pasa,
o ni verlo, porque pasa en un segundo...
Menos mal que uno se baja de este mundo...
Cuando el hijo de tu hijo vuelve a casa.
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Cuando el hijo de tu hijo es el que mira,
se ilumina el universo y sus rincones
y se alumbran los oscuros callejones...
No hay lugar donde se esconda la mentira.
Hijo de tu hijo es el que llama
baila esclavo al son de su impaciencia,
siempre listo en cada emergencia,
corre y corre que el tirano te reclama....
Más la impronta de esa tierna tiranía
no es de odio, de codicia o de combate,
te acaricia y tiene gusto a chocolate
cuando el hijo de tu hijo ordena el día.
Cuando el hijo de tu hijo es quien te escucha
no hacés trampa y es más claro tu argumento,
sos el rey en el planeta de los cuentos
y el más fuerte de los héroes de la lucha.
Hijo de tu hijo es el que llora
y le aprieta un nudo a tu garganta
que él mismo desata cuando canta
pero vuelve a amarrarlo a cualquier hora.
Y jugando solo una vez más te deja...
Y regresa el mandamás titiritero,
con los hilos que son lazos verdaderos...
Cuando el hijo de tu hijo los maneja.
Cuando el hijo de tu hijo es quien te toca
te estremece su finísima textura.
Te das cuenta que el sabor de la dulzura
no se siente solo al borde de la boca.
Hijo de tu hijo es el que salta
y te mueve el piso y los talones
y otros atributos de varones
se te aflojan si algo ahora le hace falta.
Y te asusta ver al tiempo que se pasa,
o ni verlo, porque pasa en un segundo...
Menos mal que uno se baja de este mundo...
Cuando el hijo de tu hijo vuelve a casa.