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Trepadito a una tranquera de niño la ví llegar,
me cautivaron sus ojos y su cadencia al andar,
y entre juegos y la escuela, de ella me fui a enamorar.
Chinita de trenzas negras nunca te pude olvidar,
siempre amasando los vientos tan llenita de bondad,
siempre arengando a los gauchos con un buen mate al pasar.
Al aire los pañuelos la invitan a bailar
que se haga fiesta esta zamba subiendo el polvaderal,
que hoy es el hombre del campo el que te quiere cantar.
Criollita como ninguna, con sólo verte nomás,
niña, aroma de zamba, como vos no hay otra igual,
porque detrás de tus huellas todos suelen caminar.
Nadie le ha dado a estos surcos tanto esfuerzo como amor,
gaucha que das esperanza al hombre madrugador,
y cuentan siempre en el campo que hasta al tiempo ella amansó
Al aire los pañuelos la invitan a bailar,
que se haga fiesta esta zamba subiendo el polvaderal,
que hoy es el hombre del campo el que te quiere cantar
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Trepadito a una tranquera de niño la ví llegar,
me cautivaron sus ojos y su cadencia al andar,
y entre juegos y la escuela, de ella me fui a enamorar.
Chinita de trenzas negras nunca te pude olvidar,
siempre amasando los vientos tan llenita de bondad,
siempre arengando a los gauchos con un buen mate al pasar.
Al aire los pañuelos la invitan a bailar
que se haga fiesta esta zamba subiendo el polvaderal,
que hoy es el hombre del campo el que te quiere cantar.
Criollita como ninguna, con sólo verte nomás,
niña, aroma de zamba, como vos no hay otra igual,
porque detrás de tus huellas todos suelen caminar.
Nadie le ha dado a estos surcos tanto esfuerzo como amor,
gaucha que das esperanza al hombre madrugador,
y cuentan siempre en el campo que hasta al tiempo ella amansó
Al aire los pañuelos la invitan a bailar,
que se haga fiesta esta zamba subiendo el polvaderal,
que hoy es el hombre del campo el que te quiere cantar