Translation of Mi Buenos Aires Querido by Carlos Gardel

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1934
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más pena, ni olvido.

El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor,
bajo su quieta lucecita yo la vi
a mi pebeta luminosa como un sol.

Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
oigo la queja de un bandoneón,
dentro e'mi pecho pide rienda el corazón.

Mi Buenos Aires, tierra florida
donde mi vida terminaré.
Bajo tu amparo no hay desengaños,
vuelan los años, se olvida el dolor.
En caravana los recuerdos pasan,
con una estela dulce de emoción.
Quiero que sepas que al evocarte,
se van las penas del corazón.

La ventanita de mi calle de arrabal
donde sonríe una muchachita en flor,
quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos que acarician al mirar.
En la cortada más maleva una canción
dice su ruego de coraje y de pasión,
una promesa, y un suspirar,
borró una lágrima de pena aquel cantar.

Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más penas ni olvido.
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1934
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más pena, ni olvido.

El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor,
bajo su quieta lucecita yo la vi
a mi pebeta luminosa como un sol.

Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
oigo la queja de un bandoneón,
dentro e'mi pecho pide rienda el corazón.

Mi Buenos Aires, tierra florida
donde mi vida terminaré.
Bajo tu amparo no hay desengaños,
vuelan los años, se olvida el dolor.
En caravana los recuerdos pasan,
con una estela dulce de emoción.
Quiero que sepas que al evocarte,
se van las penas del corazón.

La ventanita de mi calle de arrabal
donde sonríe una muchachita en flor,
quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos que acarician al mirar.
En la cortada más maleva una canción
dice su ruego de coraje y de pasión,
una promesa, y un suspirar,
borró una lágrima de pena aquel cantar.

Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más penas ni olvido.