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Sueño con quitarle a la vida ese tono gris
que se parece a la muerte.
Voy y me meto a la ducha para ver si el jabón
me lava la mala suerte.
Quiero olvidarme de todo,
quiero cambiarme hasta el nombre.
No hay razón de ser el testigo de que mi vida pase
sin que pase de nada.
Quiero olvidarme de todo lo que dejó una huella
que me dejó marcado.
No un hay mal que dure cien años
ni hay idiota que lo soporte.
No tengo siete vidas como un gato
y es hora de que me de cuenta...
Que no estoy solo
que hay alguien esperando por mi en cualquier sitio,
con cosas nuevas para ofrecer
con mil locuras,
dispuestas todas a realizar lo irrealizable;
que tengo mucha vida por delante.
Trato de pegarle un borrón
a todo lo que en su tiempo me robó una sonrisa.
Quiero recuperar el ritmo
y ya no acelerarme con estúpidas prisas.
No hay un hay mal que dure cien años,
ni hay idiota que lo soporte.
Salgo caminando a la calle y me tomo
un taxi con destino a lo incierto.
Dejo que la vida sorprenda a ese trozo de mí
que todavía no ha muerto.
Le faltaré el respeto al destino,
le sacaré la lengua al pasado.
No tengo siete vidas como un gato,
y es hora de que me de cuenta...
Que no estoy solo
que hay alguien esperando por mi en cualquier sitio,
con cosas nuevas para ofrecer
con mil locuras,
dispuestas todas a realizar lo irrealizable;
que tengo mucha vida por delante
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Sueño con quitarle a la vida ese tono gris
que se parece a la muerte.
Voy y me meto a la ducha para ver si el jabón
me lava la mala suerte.
Quiero olvidarme de todo,
quiero cambiarme hasta el nombre.
No hay razón de ser el testigo de que mi vida pase
sin que pase de nada.
Quiero olvidarme de todo lo que dejó una huella
que me dejó marcado.
No un hay mal que dure cien años
ni hay idiota que lo soporte.
No tengo siete vidas como un gato
y es hora de que me de cuenta...
Que no estoy solo
que hay alguien esperando por mi en cualquier sitio,
con cosas nuevas para ofrecer
con mil locuras,
dispuestas todas a realizar lo irrealizable;
que tengo mucha vida por delante.
Trato de pegarle un borrón
a todo lo que en su tiempo me robó una sonrisa.
Quiero recuperar el ritmo
y ya no acelerarme con estúpidas prisas.
No hay un hay mal que dure cien años,
ni hay idiota que lo soporte.
Salgo caminando a la calle y me tomo
un taxi con destino a lo incierto.
Dejo que la vida sorprenda a ese trozo de mí
que todavía no ha muerto.
Le faltaré el respeto al destino,
le sacaré la lengua al pasado.
No tengo siete vidas como un gato,
y es hora de que me de cuenta...
Que no estoy solo
que hay alguien esperando por mi en cualquier sitio,
con cosas nuevas para ofrecer
con mil locuras,
dispuestas todas a realizar lo irrealizable;
que tengo mucha vida por delante