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PARA UN AMOR.
Letra y Música Tito Fernández.
Recitado.
Una vez escribí una carta, pensando en enviársela a alguien.
Hay cosas que uno no puede guardarse para sí, y que necesita decir, pero no lo hice.
Es una carta vieja donde yo cuento de un amor y que dice, entre un montón de cosas, así.
Yo conocí a mi amor hace mil años,
antes de haber nacido la soñaba,
era como el futuro, todo entero,
era como la vida que esperaba.
Tenía una razón para ser mía,
y una mirada, larga, esperanzada,
tenía la verdad, cuando venía
y la fuerza de Dios, cuando me amaba.
Canto.
/Y qué más da, y qué más da,
como la vida, un día el amor también se va/ bis.
Recitado.
Me contaban tantas cosas, increíbles,
de aquella mujercita que lloraba,
cuando yo, en mi ceguera, no veía
que la hacía sufrir y la engañaba.
Me decían que era mala, que reía,
de mi canción de amor, desesperada,
y que apego a nada le tenía
y que sólo vivía para nada.
Canto.
/Y qué más da, y qué más da,
como la vida, un día el amor también se va/ bis.
Un día se fue, era libre como un pájaro,
se fue muy lejos, volando hacia las nubes.
Era linda mi amor, como los buenos años,
y la debí querer, de verdad, pero no pude.
Canto.
/Y qué más da, y qué más da,
como la vida, un día el amor también se va/ bis.
A TI.
Letra y Música Tito Fernández.
Hablado.
A ti, que de todo te ríes,
que nunca piensas, y que vives
esperando que otros arreglen las cosas
mientras tú disfrutas
de lo que ellos consiguen.
A ti, que aún puedes reír,
sólo vengo a pedirte un pequeño favor,
que me des un minuto, de tu tiempo mejor,
para darte uno mío, en mi menor canción.
Canto.
Yo traigo la verdad, en mi palabra,
vengo a decirte de un niño sin abrigo,
vengo a decirte que hay inviernos que nos muerden,
de la falta de un amigo.
Vengo a contarte que hay luces que nos hieren,
que existen noches, sin wiskies ni placeres,
vengo a decirte que esta cerca tu condena,
hoy una madre, murió de pena.
Déjame cantar, tengo vergüenza,
de ser humano, como tú, y en tu presencia
descubrirme, a mi mismo, en tu figura,
que poca cosa somos sin ternura.
Déjame cantar, déjame cantar, déjame cantar.
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PARA UN AMOR.
Letra y Música Tito Fernández.
Recitado.
Una vez escribí una carta, pensando en enviársela a alguien.
Hay cosas que uno no puede guardarse para sí, y que necesita decir, pero no lo hice.
Es una carta vieja donde yo cuento de un amor y que dice, entre un montón de cosas, así.
Yo conocí a mi amor hace mil años,
antes de haber nacido la soñaba,
era como el futuro, todo entero,
era como la vida que esperaba.
Tenía una razón para ser mía,
y una mirada, larga, esperanzada,
tenía la verdad, cuando venía
y la fuerza de Dios, cuando me amaba.
Canto.
/Y qué más da, y qué más da,
como la vida, un día el amor también se va/ bis.
Recitado.
Me contaban tantas cosas, increíbles,
de aquella mujercita que lloraba,
cuando yo, en mi ceguera, no veía
que la hacía sufrir y la engañaba.
Me decían que era mala, que reía,
de mi canción de amor, desesperada,
y que apego a nada le tenía
y que sólo vivía para nada.
Canto.
/Y qué más da, y qué más da,
como la vida, un día el amor también se va/ bis.
Un día se fue, era libre como un pájaro,
se fue muy lejos, volando hacia las nubes.
Era linda mi amor, como los buenos años,
y la debí querer, de verdad, pero no pude.
Canto.
/Y qué más da, y qué más da,
como la vida, un día el amor también se va/ bis.
A TI.
Letra y Música Tito Fernández.
Hablado.
A ti, que de todo te ríes,
que nunca piensas, y que vives
esperando que otros arreglen las cosas
mientras tú disfrutas
de lo que ellos consiguen.
A ti, que aún puedes reír,
sólo vengo a pedirte un pequeño favor,
que me des un minuto, de tu tiempo mejor,
para darte uno mío, en mi menor canción.
Canto.
Yo traigo la verdad, en mi palabra,
vengo a decirte de un niño sin abrigo,
vengo a decirte que hay inviernos que nos muerden,
de la falta de un amigo.
Vengo a contarte que hay luces que nos hieren,
que existen noches, sin wiskies ni placeres,
vengo a decirte que esta cerca tu condena,
hoy una madre, murió de pena.
Déjame cantar, tengo vergüenza,
de ser humano, como tú, y en tu presencia
descubrirme, a mi mismo, en tu figura,
que poca cosa somos sin ternura.
Déjame cantar, déjame cantar, déjame cantar.