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Sé ese humano que despierta
con ganas de vivir cada mañana.
Sé ese humano que sonríe alegremente
cuando ve asomar el sol en el horizonte.
Sé ese humano que se duerme
elevando una oración de bendición.
Sé ese humano que no tiene temor
de acunarse bajo el brillo de la luna.
Sé ese humano que va dejando su presencia
en cada paso que da en medio de la ciudad.
Sé ese humano que seca las lágrimas
y que puede encender en los corazones la llama de la paz.
Sé ese humano que con sólo imponer su mano
puede sanar las heridas del alma.
Sé ese humano que con sólo sentir los latidos del corazón
puede dar la palabra exacta para sacudir el dolor.
Sé ese humano que refresca a la semilla
en la marchita tierra reseca por el calor.
Sé ese humano que entibia los sarmientos
congelados por el hielo de la vida material.
Sé ese humano que se deja invadir
por la música de la presencia y el perdón.
Sé ese humano que mostrando sus heridas
puede hacer que otros aprendan el camino al amor.
Sé ese humano que puede descansar su espíritu
y alimentarse con el aire de la libertad.
Sé ese humano que alza sus brazos al cielo
y que puede encontrarse en el silencio de su interior.
Sé ese humano que quiebra al ciego de alma
y al sordo de corazón.
Sé ese humano que va gastando su vida
por la lucha en el nombre del amor.
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Sé ese humano que despierta
con ganas de vivir cada mañana.
Sé ese humano que sonríe alegremente
cuando ve asomar el sol en el horizonte.
Sé ese humano que se duerme
elevando una oración de bendición.
Sé ese humano que no tiene temor
de acunarse bajo el brillo de la luna.
Sé ese humano que va dejando su presencia
en cada paso que da en medio de la ciudad.
Sé ese humano que seca las lágrimas
y que puede encender en los corazones la llama de la paz.
Sé ese humano que con sólo imponer su mano
puede sanar las heridas del alma.
Sé ese humano que con sólo sentir los latidos del corazón
puede dar la palabra exacta para sacudir el dolor.
Sé ese humano que refresca a la semilla
en la marchita tierra reseca por el calor.
Sé ese humano que entibia los sarmientos
congelados por el hielo de la vida material.
Sé ese humano que se deja invadir
por la música de la presencia y el perdón.
Sé ese humano que mostrando sus heridas
puede hacer que otros aprendan el camino al amor.
Sé ese humano que puede descansar su espíritu
y alimentarse con el aire de la libertad.
Sé ese humano que alza sus brazos al cielo
y que puede encontrarse en el silencio de su interior.
Sé ese humano que quiebra al ciego de alma
y al sordo de corazón.
Sé ese humano que va gastando su vida
por la lucha en el nombre del amor.