From:
I
«Basta con un clic para el mundo conquistar»,
«Es instantaneidad», «Todo depende de ti»,
«Todo dispuesto para ti»? Así reza la publicidad.
Yo, no te aporto novedad: Contempla a los más de mil.
El costo de la materia, materia es.
Bendita moneda; el mejor juez.
Es oferta y demanda; que no te suene raro.
Inscríbete a la tanda; no es conveniente el paro.
Si llegas a los treinta sin referencias crediticias,
amigo, toma en cuenta que no es pa? gritar albricias.
Es para que pienses qué has hecho con tu vida;
porque de fiar no eres para esta sociedad podrida.
Indispensable requisito una VISA o Mastercard,
para poder comprobar que has sido un buen chico.
¡Defiende tu guardadito, no te dejes embaucar!
Puertas de par en par, son el negocio de merolicos.
Autoabanderados benefactores.
Enfocados en crear deudores.
Así pasa en lo micro y en lo macro.
Yo, por lo pronto, escupo sobre su sistema sacro.
Aunque soy consciente que no por mucho tiempo;
si llego a constituir dos, o tres, no sé qué pase.
Ya no sería sólo yo ¿sabes? Habría un contexto
en el cual mi gente demande una acción de mi parte.
Y tendría que lidiar con cobros y pagas;
y tener que tocar esperando a que me abran;
aprender a nadar en vasos con agua?
En fin, saborear mis dulces palabras.
Y así, con el colapso mis espaldas vigilando,
tener la cabeza fría, más difícil, se iría tornando.
Y más retumbando día con día el «¡estrene sin enganche!»?
¿Cómo decir «paso» estando al borde de que el pozo se ensanche?
«¡Sería una locura!», muchos quizá pensarían;
pero ésa es la fisura que su estructura socavaría.
No se trata ya de satisfacer necesidades;
se trata de explotar en cómodas mensualidades.
Esto es lo de hoy: universos paralelos
que se toman el pelo para decirse «¡hey, aquí estoy!».
Con el eslogan: «Yo te doy», que funge como señuelo.
Nadie muestra recelo. Mientras, el uno al otro, roe.
II
Hijos de Israel, inventores beneméritos.
Menuda Torre de Babel erigida gracias al crédito.
Bajo una bóveda celeste bellamente inasible.
Símbolo de la condena de un mundo imperfectible.
Es la cultura del estreno, que infla de oropel
y se impone en tropel con el estruendo de un trueno.
Lejos de lo malo o lo bueno? ¡Difícil de creer!
Desde una plantación lo ve y te lo dice un reportero:
¡Vaya paradoja! ¡brillan cifras rojas!
¡Nadie se lo explica, pero todos aplican!
Y cuando se enojan? ¡uno hasta se sonroja
porque da penita ver cómo al comprar, se pican!
Cuentan ya con dueño, los frutos del sudor.
Sólo han de fruncir el ceño, viendo el televisor.
Condenados a una labor que exige gran empeño.
Quizás contraria a un sueño. Quizás contraria, al amor.
Autoabanderados benefactores.
Enfocados en crear deudores.
Leer contratos puede salvar vidas.
Yo, por lo pronto, trato de encontrar nuevas salidas.
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I
«Basta con un clic para el mundo conquistar»,
«Es instantaneidad», «Todo depende de ti»,
«Todo dispuesto para ti»? Así reza la publicidad.
Yo, no te aporto novedad: Contempla a los más de mil.
El costo de la materia, materia es.
Bendita moneda; el mejor juez.
Es oferta y demanda; que no te suene raro.
Inscríbete a la tanda; no es conveniente el paro.
Si llegas a los treinta sin referencias crediticias,
amigo, toma en cuenta que no es pa? gritar albricias.
Es para que pienses qué has hecho con tu vida;
porque de fiar no eres para esta sociedad podrida.
Indispensable requisito una VISA o Mastercard,
para poder comprobar que has sido un buen chico.
¡Defiende tu guardadito, no te dejes embaucar!
Puertas de par en par, son el negocio de merolicos.
Autoabanderados benefactores.
Enfocados en crear deudores.
Así pasa en lo micro y en lo macro.
Yo, por lo pronto, escupo sobre su sistema sacro.
Aunque soy consciente que no por mucho tiempo;
si llego a constituir dos, o tres, no sé qué pase.
Ya no sería sólo yo ¿sabes? Habría un contexto
en el cual mi gente demande una acción de mi parte.
Y tendría que lidiar con cobros y pagas;
y tener que tocar esperando a que me abran;
aprender a nadar en vasos con agua?
En fin, saborear mis dulces palabras.
Y así, con el colapso mis espaldas vigilando,
tener la cabeza fría, más difícil, se iría tornando.
Y más retumbando día con día el «¡estrene sin enganche!»?
¿Cómo decir «paso» estando al borde de que el pozo se ensanche?
«¡Sería una locura!», muchos quizá pensarían;
pero ésa es la fisura que su estructura socavaría.
No se trata ya de satisfacer necesidades;
se trata de explotar en cómodas mensualidades.
Esto es lo de hoy: universos paralelos
que se toman el pelo para decirse «¡hey, aquí estoy!».
Con el eslogan: «Yo te doy», que funge como señuelo.
Nadie muestra recelo. Mientras, el uno al otro, roe.
II
Hijos de Israel, inventores beneméritos.
Menuda Torre de Babel erigida gracias al crédito.
Bajo una bóveda celeste bellamente inasible.
Símbolo de la condena de un mundo imperfectible.
Es la cultura del estreno, que infla de oropel
y se impone en tropel con el estruendo de un trueno.
Lejos de lo malo o lo bueno? ¡Difícil de creer!
Desde una plantación lo ve y te lo dice un reportero:
¡Vaya paradoja! ¡brillan cifras rojas!
¡Nadie se lo explica, pero todos aplican!
Y cuando se enojan? ¡uno hasta se sonroja
porque da penita ver cómo al comprar, se pican!
Cuentan ya con dueño, los frutos del sudor.
Sólo han de fruncir el ceño, viendo el televisor.
Condenados a una labor que exige gran empeño.
Quizás contraria a un sueño. Quizás contraria, al amor.
Autoabanderados benefactores.
Enfocados en crear deudores.
Leer contratos puede salvar vidas.
Yo, por lo pronto, trato de encontrar nuevas salidas.