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Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando,
su boca que era mía ya no me besa más. Se apagaron los ecos de su reír sonoro, y es cruel este silencio que me hace tanto mal...
Fue mía la piadosa dulzura de sus manos, que dieron a a mi pecho caricias de bondad. Y ahora que la evoco, hundido en mi quebranto, las lágrimas trenzadas se niegan a brotar, y no tengo el consuelo de poder llorar...
Por qué sus alas tan cruel quemó la vida, por qué esa mueca siniestra de la suerte. Quise abrigarla y más pudo la muerte, cómo me duele y se ahonda esa herida.
Yo sé que ahora vendrán caras extrañas, con su limosna de alivio a mi tormento. Todo es mentira, mentira es el lamento, hoy esta sólo mi corazón.
Como perros de presa las penas traicioneras,
celando su cariño, galopaban detrás. Y escondida en las aguas de su mirada buena, la muerte agazapada marcaba su compás.
En vano yo alentaba febril una esperanza, clavó en mi carne viva sus garras el dolor. Y mientras en la calle, con loca algarabía, el carnaval del mundo
gozaba y se reía burlándose el destino, me robó mi amor...
Por qué sus alas tan cruel quemó la vida, por qué esa mueca siniestra de la suerte. Quise abrigarla y más pudo la muerte, cómo me duele y se ahonda esa herida.
Yo sé que ahora vendrán caras extrañas, con su limosna de alivio a mi tormento. Todo es mentira, mentira es el lamento, hoy esta sólo mi corazón, mi corazón.
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Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando,
su boca que era mía ya no me besa más. Se apagaron los ecos de su reír sonoro, y es cruel este silencio que me hace tanto mal...
Fue mía la piadosa dulzura de sus manos, que dieron a a mi pecho caricias de bondad. Y ahora que la evoco, hundido en mi quebranto, las lágrimas trenzadas se niegan a brotar, y no tengo el consuelo de poder llorar...
Por qué sus alas tan cruel quemó la vida, por qué esa mueca siniestra de la suerte. Quise abrigarla y más pudo la muerte, cómo me duele y se ahonda esa herida.
Yo sé que ahora vendrán caras extrañas, con su limosna de alivio a mi tormento. Todo es mentira, mentira es el lamento, hoy esta sólo mi corazón.
Como perros de presa las penas traicioneras,
celando su cariño, galopaban detrás. Y escondida en las aguas de su mirada buena, la muerte agazapada marcaba su compás.
En vano yo alentaba febril una esperanza, clavó en mi carne viva sus garras el dolor. Y mientras en la calle, con loca algarabía, el carnaval del mundo
gozaba y se reía burlándose el destino, me robó mi amor...
Por qué sus alas tan cruel quemó la vida, por qué esa mueca siniestra de la suerte. Quise abrigarla y más pudo la muerte, cómo me duele y se ahonda esa herida.
Yo sé que ahora vendrán caras extrañas, con su limosna de alivio a mi tormento. Todo es mentira, mentira es el lamento, hoy esta sólo mi corazón, mi corazón.