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Gitano vallo pudo ser
o un aristócrata que ayer
perdió su cetro de honor
y su corona.
Camina sobre el bien y el mal
con la cadencia de su vals
mitad juicio y mitad
mueca burlona.
Tío Albe-er-to,
tío Albe-er-to
cator de todos los vinos
anduvo por mil caminos
y atracó de puerto en puerto
entre la ruina y la riqueza
entre mentiras y promesas
aún sabe sonreír
tío Alberto.
Da todo lo que puede dar
su casa está de par en par
quien quiere entrar tiene un
plato en la mesa.
Pero no cambia el cielo por
la orden de la legión de honor
que le dio
la república francesa.
Tío Alberto,
tío Alberto
aún tiembla con los motores,
las muchachas y las flores
con Vivaldi y el flamenco
tiene de un niño la ternura
y de un poeta la locura
y aún cree en el amor
tío Alberto.
Por ti valsea en re bemol
agradecido el tibio sol
de este otoño que hiciste
primavera.
El vaso de mi juventud
yo lo levanto a tu salud
rey del país del sueño y
la quimera.
Tío Alberto,
tío Alberto
que suerte tienes cochino
en el final del camino
te esperó la sombra fresca
de una piel dulce de veinte años
donde olvidar los desengaños
de diez lustros de amor
tío Alberto.
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Gitano vallo pudo ser
o un aristócrata que ayer
perdió su cetro de honor
y su corona.
Camina sobre el bien y el mal
con la cadencia de su vals
mitad juicio y mitad
mueca burlona.
Tío Albe-er-to,
tío Albe-er-to
cator de todos los vinos
anduvo por mil caminos
y atracó de puerto en puerto
entre la ruina y la riqueza
entre mentiras y promesas
aún sabe sonreír
tío Alberto.
Da todo lo que puede dar
su casa está de par en par
quien quiere entrar tiene un
plato en la mesa.
Pero no cambia el cielo por
la orden de la legión de honor
que le dio
la república francesa.
Tío Alberto,
tío Alberto
aún tiembla con los motores,
las muchachas y las flores
con Vivaldi y el flamenco
tiene de un niño la ternura
y de un poeta la locura
y aún cree en el amor
tío Alberto.
Por ti valsea en re bemol
agradecido el tibio sol
de este otoño que hiciste
primavera.
El vaso de mi juventud
yo lo levanto a tu salud
rey del país del sueño y
la quimera.
Tío Alberto,
tío Alberto
que suerte tienes cochino
en el final del camino
te esperó la sombra fresca
de una piel dulce de veinte años
donde olvidar los desengaños
de diez lustros de amor
tío Alberto.