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Qué bonita es tu fiesta, no tenías por qué echarme.
Y no dejes de avisarme cuando montes otra de éstas.
Había muchos invitados: conocí a Cucufato,
Pascasia, Ildefonso, Blas y Bartolomé...
Y luego todos sonrieron y luego a todos olvidé,
Y todos hablaban a voces y todos hablaban por hablar,
y nadie decía nada nuevo pero todos se reían sin parar.
Luego sacaron la guitarra y "tócate algo, Juan".
Y yo me toqué los cojones y no me molestaron más.
Qué bonita es tu fiesta, no tenías por qué echarme.
Y no dejes de avisarme cuando montes otra de éstas.
Había güisqui de garrafa y yo no paraba de beber,
un gran perolo de patatas y di buena cuenta de él.
Y venga a decir que si me aburro,
y venga a repetirte "¡que no!"
por eso solté aquel eructo
¿qué mejor demostración?
Y luego tu mejor amiga quería sacarme a bailar
y yo contesté amablemente: "No quiero, déjame en paz".
Y tanto me daba la brasa que tuve que aceptar,
y tanto pude pisarla que acabó en el hospital.
Qué bonita es tu fiesta, no tenías por qué echarme.
Y no dejes de avisarme cuando montes otra de éstas.
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Qué bonita es tu fiesta, no tenías por qué echarme.
Y no dejes de avisarme cuando montes otra de éstas.
Había muchos invitados: conocí a Cucufato,
Pascasia, Ildefonso, Blas y Bartolomé...
Y luego todos sonrieron y luego a todos olvidé,
Y todos hablaban a voces y todos hablaban por hablar,
y nadie decía nada nuevo pero todos se reían sin parar.
Luego sacaron la guitarra y "tócate algo, Juan".
Y yo me toqué los cojones y no me molestaron más.
Qué bonita es tu fiesta, no tenías por qué echarme.
Y no dejes de avisarme cuando montes otra de éstas.
Había güisqui de garrafa y yo no paraba de beber,
un gran perolo de patatas y di buena cuenta de él.
Y venga a decir que si me aburro,
y venga a repetirte "¡que no!"
por eso solté aquel eructo
¿qué mejor demostración?
Y luego tu mejor amiga quería sacarme a bailar
y yo contesté amablemente: "No quiero, déjame en paz".
Y tanto me daba la brasa que tuve que aceptar,
y tanto pude pisarla que acabó en el hospital.
Qué bonita es tu fiesta, no tenías por qué echarme.
Y no dejes de avisarme cuando montes otra de éstas.