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Ven Raquel, no seas bromista y deja de fingir.
Abre los ojos y despiértate, me estás empezando a asustar.
Raquel, por qué te escondes bajo máscaras sin las que no podrías respirar. Raquel, ya basta de jugar.
Y tu quebradiza piel, ahora está teñida en malva y oscuridad.
Ven Raquel, tu mente arde como mi escozor, tu pulso inquieto me tiene en tensión. Basta de juegos, por favor.
Más intenciones te vas a llevar; vivir contigo, verte marchitar. Raquel mi amiga, mi amor, mi lealtad.
Odio el alcohol porque él te trajo aquí, me odio a mí mismo, no sé conducir. Yo ni un rasguño, tú te vas a extinguir.
Ven Raquel, notas mi mano acariciándote, mis dedos forman letras en tu piel, tu pulso empieza a descender.
Y si yo pudiera estar en tu lugar, ya no tolero este rancio olor, me agobia el aire de esta habitación. Raquel, mi niña, vive por favor.
No quiero recordarte pálida en la amargura de este hospital, no lo soporto, vuelve, no aguanto más.
No te duermas Raquel o me voy a derrumbar, tu anestesia carga mi doble cruz. Culpa mía, nadie más. Cielo perdóname, pero tengo miedo por mí,
tus recuerdos me despedazarán si tú te bajas aquí.
Ven Raquel, tu pulso se acelera. Dí que no,
que aún le queda cuerda al corazón, dime que no se detendrá.
Ven Raquel, cojo tu cuerpo pero ya no estás. Te abrazo fuerte, pero ya no estás. Raquel, te abrazo y ya no estás.
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Ven Raquel, no seas bromista y deja de fingir.
Abre los ojos y despiértate, me estás empezando a asustar.
Raquel, por qué te escondes bajo máscaras sin las que no podrías respirar. Raquel, ya basta de jugar.
Y tu quebradiza piel, ahora está teñida en malva y oscuridad.
Ven Raquel, tu mente arde como mi escozor, tu pulso inquieto me tiene en tensión. Basta de juegos, por favor.
Más intenciones te vas a llevar; vivir contigo, verte marchitar. Raquel mi amiga, mi amor, mi lealtad.
Odio el alcohol porque él te trajo aquí, me odio a mí mismo, no sé conducir. Yo ni un rasguño, tú te vas a extinguir.
Ven Raquel, notas mi mano acariciándote, mis dedos forman letras en tu piel, tu pulso empieza a descender.
Y si yo pudiera estar en tu lugar, ya no tolero este rancio olor, me agobia el aire de esta habitación. Raquel, mi niña, vive por favor.
No quiero recordarte pálida en la amargura de este hospital, no lo soporto, vuelve, no aguanto más.
No te duermas Raquel o me voy a derrumbar, tu anestesia carga mi doble cruz. Culpa mía, nadie más. Cielo perdóname, pero tengo miedo por mí,
tus recuerdos me despedazarán si tú te bajas aquí.
Ven Raquel, tu pulso se acelera. Dí que no,
que aún le queda cuerda al corazón, dime que no se detendrá.
Ven Raquel, cojo tu cuerpo pero ya no estás. Te abrazo fuerte, pero ya no estás. Raquel, te abrazo y ya no estás.