Era su silueta, cada noche en la ventana,
Una fantasía, convertida en realidad,
En la ceremonia, antes de dormir, se preparaba.
Algo de gimnasia, para estar en vaya forma,
Luego la pijama, terminaba el show,
Solo algunas veces mi conciencia me pegaba,
Aquello ya era una adicción.
Nunca pude hablarle, cuando estuve cerca,
Ni saber su nombre, ni ella mi afición,
Hoy que se ha marchado, vivo prisionero,
De aquella angelical visión.
Nunca estuviste conmigo,
Y tus tres lunares de memoria sé,
El de la rodilla, el de tu mejilla,
Y el que solo yo podría morder.
Hasta con los ojos cerrados,
Esos tres lunares podría yo encontrar,
El de la rodilla, el de tu mejilla,
Y el que solo yo podría, devorar.
Si se apareciera, frente a tu ventana,
Por favor me llamas, deja dirección,
No intentes mirarla, has lo que te digo,
Los lunares causan adicción.
Nunca estuviste conmigo,
Y tus tres lunares de memoria sé,
El de la rodilla, el de tu mejilla,
Y el que solo yo podría morder.
Hasta con los ojos cerrados,
Esos tres lunares podría yo encontrar,
El de la rodilla, el de tu mejilla,
Y el que solo yo podría, devorar.
Recuerdo bien, su silueta,
Frente a mi ventana, tras de su balcón,
En la ceremonia, antes de dormir.
Nunca estuviste conmigo,
Y tus tres lunares de memoria sé,
El de la rodilla, el de tu mejilla,
Y el que solo yo podría morder.
Hasta con los ojos cerrados,
Esos tres lunares podría yo encontrar,
El de la rodilla, el de tu mejilla,
Y el que solo yo podría devorar.
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Me tomaría una vida,
De esos tres lunares poderme llenar.