Cuando cae la noche de la Pampa
sobre las crines de los pajonales,
y tejen las vigüelas la vidala,
el silencio es tu barba,
José Hernández.
Cuando crece a lo lejos la tormenta
y se estremece el trébol con el aire,
galopa el trueno su malón redondo,
y la luz es tu verbo,
José Hernández.
.No hay rumbo del silencio
que no cubra tu Martín Fierro entre nuestro gauchaje,
donde se desenfunda una guitarra,
o la fecundan tus versos,
José Hernández.
No hay ranchito en que no arda tu poesía
cuando se yapa el vino con la sangre,
y hay que aventar la pena respirando
tu corazón de pueblo,
José Hernández.
Y en la boca de cada peón de campo
con gusto a corazón insobornable,
el grito vivirá con tus palabras
porque eres Martín Fierro,
José Hernández.
Porque siempre templaste el instrumento
para expresar el alma del gauchaje,
y ponerle palabras al silencio de tu pueblo.
En él vives,
José Hernández.
Y cuando la violencia o la injusticia
metan sus sanguijuelas insaciables,
alzará con tu voz el horizonte un malón de guitarras populares,
y será cada criollo un Martín Fierro, nuestra rebeldía,
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José Hernández.